Arquivos - Página 2

  • Número especial: Políticas públicas de educación en el contexto Latinoamericano. Enero-junio 2013
    n. 6 (4)

    La vinculación entre políticas públicas y educación ha sido tema de análisis a lo largo de la historia, a veces sin que pueda establecerse de manera nítida hasta dónde las políticas orientan y dan sentido a las acciones educativas, o si dichas políticas logran impactar a los grupos sociales para los que son destinadas hasta el punto de contribuir a la formación de identidades nacionales, regionales o locales por medio de los diversos programas educativos. Por otra parte, las políticas públicas de educación encuentran, cada vez más, diversas reacciones entre los actores institucionales y sociales; se trata ahora de una doble vía en donde no es tan simple imponer las políticas como decisiones unilaterales, por ello todas las voces tienen que ser oídas, las “autorizadas” de los expertos diseñadores de políticas, las de los investigadores que aportan conocimiento que puede orientar la toma de decisiones y las de quienes viven en lo cotidiano las consecuencias de dichas decisiones como son los educadores, los estudiantes y la población en general. Este es el panorama desde el cual fueron abordados los diversos artículos que conforman este número de la revista, ubicados fundamentalmente en el contexto de lo que ocurre en Latinoamérica. Son artículos que nacieron asociados al XVI Encuentro Internacional de Investigación Educativa que tuvo lugar en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara en el mes de noviembre de 2012 y cuyos autores tuvieron la gentileza de entregarlos como colaboración para la revista Diálogos sobre Educación.

  • Educación y culturas digitales. Julio-diciembre 2012
    n. 5 (3)

    La educación está en el corazón mismo de la condición humana; por esta razón, toda reflexión sobre lo educativo alude a nuestro ser y actuar como miembros de una comunidad, a las maneras como contribuimos a conformarla y a los procesos de generación de subjetividades colectivas que hacen posible la vida en común. Bajo este ángulo, la sección temática “Educación y culturas digitales” tiene como propósito adentrarnos en las múltiples relaciones que se establecen entre la educación y la cultura contemporánea, fuertemente marcadas por el uso de tecnologías de información y comunicación. Llamamos “culturas digitales” al entramado de significado y acción social vinculado al uso cada vez más intensivo de dichas tecnologías; se escribe en plural para subrayar la imposibilidad de examinar el amplio universo que conforman bajo una sola directriz o lente analítico. Por su parte, la educación es entendida en su concepción más amplia, que incluye prácticas escolares o propiamente orientadas a la instrucción, al igual que toda actividad que involucre una producción social de conocimiento.

  • Tendencias en la política de evaluación del sistema educativo. Julio-diciembre 2011
    n. 3 (2)

    Educación y evaluación han ido siempre de la mano, pero en nuestra época se ha ido produciendo poco a poco una revolución silenciosa en todos los rubros relevantes: quién evalúa, cómo evalúa, a quién evalúa. De ahí la enorme importancia que el tema de la evaluación tiene para la investigación educativa actual. 

    Tradicionalmente eran los maestros quienes evaluaban a sus alumnos, para lo cual habían sido ellos previamente evaluados por sus maestros, y así sucesivamente en una cadena cuyo inicio puede fijarse sea histórica o míticamente. Una vez extendido el grado, establecidas las credenciales y otorgado el cargo de maestro, sólo él decidía cómo evaluar a sus alumnos. Se establecieron en su momento ciertos controles sobre el contenido de los programas, pero en último término era cada vez el maestro quien decidía si el alumno había aprendido lo que se supone que el maestro le había enseñado de acuerdo con el programa. Hoy día eso ha cambiado y está cambiando cada vez más. El cambio se ha producido en tres direcciones. 

    Por un lado, hemos aprendido que es necesario evaluar a los alumnos más allá de lo que sus maestros lo hacen. Hoy día el maestro ya no es dueño y soberano de decidir si un alumno sabe o no sabe lo que se supone que debería saber. Existen procedimientos y comisiones de evaluación para verificar si los alumnos han aprendido lo que deberían haber aprendido. Esto es de particular importancia en vista de la heterogeneidad (social, económica, cultural, lingüística, cognitiva) de los estudiantes. 

    Por otro lado, hemos aprendido que es necesario evaluar a los maestros mismos. Por muchas razones de entre las cuales basta mencionar el hecho de que vivimos en una sociedad más dinámica que la de nuestros abuelos, una sociedad en la que los conocimientos y los métodos para adquirirlos cambian muy rápidamente, nos hemos convencido de que un maestro certificado podría muy buen después de un tiempo más o menos breve perder las competencias adquiridas. Así hemos empezado a instituir métodos para evaluar a los maestros. 

    Finalmente, hemos aprendido que cada programa, cada intervención, cada método es en principio solamente una promesa de éxito, y que debemos contrastar la promesa con el resultado efectivo. Esto es especialmente importante en vista de que, gracias a los resultados de las evaluaciones que hemos descrito en los dos párrafos anteriores, nos hemos visto forzados en muchos casos a reconocer que ni los estudiantes aprenden ni los maestros enseñan lo que deberían. 

    A pesar de que esta revolución silenciosa afecta ocasionalmente intereses creados, la consideración tranquila y serena de sus razones debe llevarnos a abrazarla. Podremos en algún caso particular oponernos a una cierta manera de evaluar, pero nunca a la necesidad de hacerlo; podremos, por ejemplo, pensar que ni estudiantes ni maestros ni métodos son iguales, y que, si se trata de evaluar, debemos considerar siempre las diferencias. Lo que no podemos hacer es rechazar sin más la evaluación. En efecto, sin evaluación oportuna y constante, la educación literalmente no tiene ningún valor. 

26-31 de 31