Sujetos y culturas Entre la indiferencia, la incomprensión y el potencial creativo del encuentro

Resumo

La repetición de guerras y otros hechos destructivos entre grupos a lo largo de la historia, nos lleva a cuestionarnos sobre cómo operan las culturas, esos tejidos de símbolos, usos y costumbres, que pueden dar lugar tanto a cohesión entre los sujetos como a cruentos enfrentamientos entre ellos. Se da cuenta del paso de la comprensión de tales culturas como tramas simbólicas relativamente estables y cerradas a su entendimiento en la actualidad como producciones simbólicas abiertas, en permanente transformación e hibridación. Se postula que la posibilidad de convivencia pacífica entre sujetos y entre culturas presupone el paso por espacios terceros, ámbitos en los que se potencializa el encuentro más allá de las diferencias. El psicoanalista inglés Winnicott (1979) postuló la existencia de un “espacio transicional” para los sujetos, ligado a la experiencia cultural y a su predecesor, el juego, y en el que se establecen relaciones entre pasado, presente y futuro, así como la conexión del tiempo con el espacio. Por su parte Homi Bhabha (2002) creó el concepto de espacio tercero a nivel de lo social, entendido como ámbito en el que se gestan nuevas significaciones y se vuelve posible el desplazamiento de los límites culturalmente aprendidos, la flexibilización de fronteras, la apertura a lo diferente y la innovación, todo ello pasando por un proceso complejo de traducción de códigos, negociación, implicación de lo inconsciente, que no necesariamente desemboca en la deseable hibridación. Apelar a la gesta de espacios terceros a partir de una actitud subjetiva y cultural abierta, sería pauta para buscar poner freno a formas de encuentro que lleven al dominio y al sometimiento. La utopía sería la gesta de relaciones humanas basadas en la aceptación de las diferencias y en el respeto mutuo, que posibiliten la contención de la destructividad e impidan la eliminación simbólica o real de los otros, la crueldad.